Una empresa canadiense está dispuesta a iniciar las prospecciones para establecer las posibilidades que tiene Mendoza en lo que hace a la explotación de la energía geotérmica. Un hecho interesante, en razón de que se abren posibilidades de obtener nuevas fuentes energéticas no contaminantes.

La decisión de una empresa canadiense de comenzar la prospección en dos zonas de Malargüe para determinar el potencial que la provincia puede alcanzar en el plano de la energía geotérmica constituye un hecho importante en razón de que, como consecuencia del calentamiento global, el mundo va camino a utilizar esas fuentes energéticas no contaminantes. Se trata del primero de los pasos y, por el momento, no habrá conclusiones definitivas; pero no deja de resultar interesante que otra provincia -Neuquén- ya cuente con un proyecto de inversión de 100 millones de dólares en una central que se construirá en la zona de Copahue.

No es casual que las empresas internacionales centren su objetivo en el Sur mendocino. De acuerdo con lo señalado por los expertos, Los Molles y el volcán Peteroa resultan potencialmente interesantes en razón de que los estudios previos han dado resultados alentadores y, además, se encuentran en un sector cercano a la región chilena de Calabozo, que es el área con mayor potencial geotérmico de toda la cordillera vecina.

El principal inconveniente que presenta la explotación de ese tipo de energía es el costo. A nivel internacional es utilizada con excelentes resultados en Islandia y en Filipinas, mientras en Inglaterra y otros países, los proyectos fueron dejados de lado por resultar económicamente inviables.

En la Argentina, en diciembre de 1992 se aprobó la estructura de la Secretaría de Minería, en la que se creó la Dirección Nacional del Servicio Geológico, que es la encargada de realizar los estudios de las áreas geotérmicas y los resultados socioeconómicos. De sus resultados se establecen las posibilidades de factibilidad o viabilidad económica. Desde esa secretaría surgió el paso concreto de Copahue, mientras paralelamente se realizan estudios sobre las posibilidades de explotación en Salta, Jujuy, San Juan, Tierra del Fuego y Bahía Blanca.

Mendoza decidió declarar 14 áreas como reservas en tanto objetivo a largo plazo, que suman un total de 100 mil hectáreas, la mayoría ubicadas en la zona oeste, y que están siendo analizadas para poder licitar. Las reservas corresponden a sitios donde se han detectado aguas termales, como Cacheuta, San Rafael, Malargüe, el Valle de Uco, Las Heras y Lavalle.

Paralelamente, y como se considera que los volcanes pueden ser fuentes posibles de energía, La Payunia, en Malargüe -uno de los campos volcánicos más vastos de América Latina, con un promedio de 10,6 volcanes por cada 100 kilómetros cuadrados y 800 conos contados- puede convertirse en una de las áreas a investigar con posibilidades concretas.

Este tipo de proyectos necesita años de investigaciones. De allí que de resultar exitosas las exploraciones, la implementación demandará entre 7 y 8 años. Pero también se apuesta al hecho de que el país mantiene una demanda creciente de energía, la que ya en la actualidad es preocupante pero que se profundizará en los próximos años. Por ese motivo también se considera que las actuales regulaciones se irán modificando con el paso del tiempo y las mayores necesidades.

En ese marco de situación, la Provincia debe apoyar y fomentar este tipo de estudios. Se sabe que, como consecuencia del calentamiento global, los caudales de los ríos irán disminuyendo -este año, se afirma, es uno de los más graves- lo que afectará también a las fuentes de energía hidroeléctrica; mientras las usinas térmicas son surtidas por otro bien también cada vez más escaso, el petróleo. Es una inversión a futuro que terminará beneficiando a las próximas generaciones.

Los Andes

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