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General
2013-10-31
En la editorial de la revista El Obrero Minero, que la Asociación Obrera Mineras Argentina edita cada año, con motivo del Día del Trabajador Minero argentino, el Secretario General de la AOMA, Héctor Laplace envió un saludo a los trabajadores mineros con motivo de haberse celebrado el pasado 28 de octubre su día. A continuación el texto completo en donde se explaya sobre la visión sindical en temas de interés para el sector.
Como entidad gremial estamos transitando un tiempo especial. Por eso queremos compartirlos con cada integrante de la familia minera de nuestro querido país.
Ante todo debemos honrar y recordar a nuestros mayores que supieron imaginar un espacio institucional propio, representativo y democrático. El que permitió hacernos crecer como personas y dirigentes de una actividad industrial como la nuestra.
Desde aquel hito del 28 de octubre de 1953, sólo pasaron 60 años. Por todo ese tiempo queremos rendirles homenaje y recordarlos con admiración y respeto.
A nadie escapa que la fuerza del trabajo se consolidó con los impulsos reivindicativos que inspiraron el General Juan Domingo Perón y la Señora Eva Duarte, Evita.
Aquellas iniciativas le dieron un privilegio a los compañeros mineros de entonces, que dispersos y desorganizados en ese tiempo, recibieron el acompañamiento de ambos líderes nacionales y a la luz de sus sugerencias, dieron inicio a la gestación de la Asociación Obrera Minera Argentina.
En aquel momento el uso racional de los recursos naturales aparecían en la agenda política nacional. Tras la década que precedió a la gesta del 17 de octubre de 1945, nació A.O.M.A. y se empezaba a construir una nueva historia para los mineros argentinos.
Evita supo decir “Ellos extraerán de las entrañas de la tierra la riqueza que nos hará una país más justo”, ratificando que desde nuestro suelo se contribuiría al bienestar de la nación. No se equivocaba.
Aquellas consignas de organización y trabajo fueron claras y precisas. Nuestra organización sindical comenzó el arduo camino de agruparse, comunicarse con todos los compañeros en un proceso histórico que demandaría décadas para llegar a la mayoría de los mineros dispersos en todo el país. Esto demandó la militancia de hombres probos que nos antecedieron.
El aprendizaje sindical era en el día a día. No era fácil recorrer las provincias, más difícil fue recorrer el país. Pese a la inexperiencia, las consignas de compromiso, lealtad, solidaridad, respeto y militancia eran la fortaleza de aquellos prohombres.
Así se inició el posicionamiento del gremio llevando a cada lugar con minería, en su mayoría zonas inhóspitas, las conquistas sociales y un mensaje superador para cada individuo de esta industria. No fue nada fácil. Pero hubo liderazgo y uniformidad de criterio; con ganas de obtener mejores condiciones de vida.
Donde llegaba AOMA, se acababa la explotación y se sumaba dignidad. Estos fueron los cimientos de AOMA, y lo siguen siendo.
Los cambios en la industria extractiva, en los últimos quince años, son muy positivos. Nuevas y variadas tecnologías para reducir accidentes y mejorar los rendimientos industriales van de la mano. Se pasó de la relación medieval del hombre por el hombre, a la equidad y el equilibrio de logros, mediante la conjunción de costos beneficios que, en la cuenta final, permiten dar mayor seguridad a los trabajadores y que se reduzca al mínimo los riesgos de vida.
Hoy no existe espacio para quienes especulan, con el riesgo de vidas, para obtener una mejor ganancia. La organización sindical es un punto de impedimento para que los inescrupulosos avancen. Tratamos de cumplirlo a raja tabla.
Para tener un país con minería, como lo deseamos para nuestra patria, es imprescindible un gremio fuerte, consolidado desde el conocimiento y la experiencia. Avanzando hacia logros conjuntos que reditúen en beneficios para todos. Esto significa que una industria segura es posible si la comunidad accede a una mejor calidad de vida. De lo contrario es inviable.
Con las leyes sancionadas en los años 1993 y 1994, que se obtuvieron mediante unanimidad de los representantes en el Congreso de la Nación, se inició un proceso de captación de capitales de riesgo muy significativo para el país.
Con el arribo de las inversiones se impulsó el desarrollo del sector minero argentino. Se comenzó a transitar los conceptos de “Nueva Minería”, donde los trabajadores nos esforzamos para adecuarnos a las exigencias de una industria dotada de nueva tecnología, artes laborales y conceptos, que a la vez favorecían la multiplicación de nuevas oportunidades.
Con todo este caudal de capitales se acrecentaron los desafíos. La puesta en valor de la industria minera permitió que la primera década de este siglo fuese de una significativa expansión.
En la actualidad hay nuevos emprendimientos en plena construcción. Con su puesta en funcionamiento se desarrollan considerablemente las economías regionales.
El trabajo generado, desde la industria minera posee singulares características: trabajo formal, inclusión social, expansión demográfica, captación de riqueza genuina, nuevos impuestos, y mejor calidad de vida.
A pesar de ello, gran parte de la sociedad siente, ante la palabra “minería”, que se está ante una amenaza. Hay que desterrar ese prejuzgamiento. Esta es una deuda grande del sector en su conjunto.
Entendemos que las universidades, los académicos y los profesionales deben tomar parte activa de este debate. La sociedad necesita garantías concretas y palpables desde la retórica y desde el conocimiento. Por eso las casas de altos estudios deben aportar claridad y conocimiento es este tema central.
Por eso coincidimos y compartimos el mensaje del Papa Francisco, nuestro Jorge Bergoglio, cuando recientemente abordó el tema minero. El Papa reclama reflexionar a las empresas sobre la importancia “de su responsabilidad ante el ser humano y el ambiente”.
Reclamó que, para no repetir los graves errores del pasado, las decisiones no deben tomarse sólo teniendo en cuenta las perspectivas geológicas o los beneficios económicos de los inversores y de los Estados.
El Papa Francisco nos pide, que resulta indispensable, un nuevo proceso decisorio basado en un contexto de solidaridad. Esto requiere, ante todo, que se garanticen a los trabajadores los derechos económicos y sociales en pleno respeto de las normas y las directrices de la Organización Internacional del Trabajo.
Del mismo modo, afirma que las actividades extractivas respeten las normas internacionales sobre la protección del ambiente. Y, desde AOMA, decimos presente a esta convocatoria. Esperamos, que las empresas y los funcionarios, no le escapen al anuncio y pongan todo para lograr armonía social.
También entendemos que ésta es una buena manera de desenmascarar a los falsos profetas, aquellos, que intentan endemoniar a una actividad y sus actores. Y desde AOMA deseamos que los trabajadores sean invitados al debate.
AOMA, tras sus 60 años de historia, acuñó una ágil y creciente presencia gremial en todo el país. Desde hace diez años hemos comenzado cambios generacionales en las filas del sindicato a los efectos de lograr la inclusión de jóvenes dirigentes. Testimonio de ello es la permanente inclusión de la mujer y la nueva dirigencia que se suma a la modernización en prestaciones y concepciones de asistencia gremial.
AOMA propone a sus afiliados la participación activa en el gremio. Con apertura, capacitación y profesionalismo. Para hacer sentir la voz y posicionarse en los diversos escenarios con la visión gremial en temas ambientales y sociales que plantean conflictos o dudas.
AOMA hace conocer la industria mediante el testimonio de los trabajadores, que son, quienes aseguran la verdadera convivencia de la industria en armonía con otras áreas económicas.
Somos impulsores de un nuevo eje de debate y acuerdo intersectorial. Mediante mesas de diálogo y acuerdos que garantice la multiplicidad de voces, ya que cada trabajador minero es parte de la comunidad. Lo reiteramos desde hace varios años.
Concebimos una amplitud de criterio que nos permite ser capaces de comprender estadísticas, escalas, y realidades, por ser parte de ellas y por no renunciar a contribuir a tener una mejor calidad de vida.
Creemos en nuestras convicciones. Desarrollar la minería es hacer soberanía y contribuir al bien común en Argentina. Lo hacemos con compromiso, lealtad, solidaridad, respeto y militancia, tal como fueron la fortaleza de aquellos prohombres que hace 60 años forjaron nuestra organización.
Somos conscientes que los desafíos se relacionan con los deseos de todo el sector del trabajo. Por eso defendemos la vida, la familia, el desarrollo armónico de la sociedad y nuestra patria, por sobre todas las cosas.
En estos sesenta años, en nombre del Secretariado Nacional y en el mío propio, les hago llegar un saludo fraterno y un FELIZ DIA DEL TRABAJADOR MINERO ARGENTINO, con sesenta años de historia. Sesenta años que sostienen el orgullo de ser un Trabajador Minero.
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