Académicos de la UNSJ elaboraron un interesante informe sobre las posibilidades de instalar una fundición de cobre que puede utilizarse como hoja de ruta para profundizarlo. El nivel del mar y la energía eléctrica son clave para la localización. La inversión rondaría los US$ 900 millones y se sugiere que el aporte lo hagan los consumidores del cobre.

El proyecto fue canalizado por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) y lo encabezaron docentes de la Facultad de Ingeniería, como parte de sus trabajos de investigación y un aporte a la Cátedra Metalurgia. Fue concluido hace 3 años y contó con un financiamiento moderado, por ello fue acotado. Alfredo Beretta, docente del Departamento de Ingeniería enMina, explica que este estudio está enfocado en la posibilidad de instalar una refinería de cobre en el país y es, justamente,un aspecto contemplado en el Plan Minero Nacional. El cobre que se produce en la Argentina es exportado como concentrado y, a su vez, el país importa cobre fino para la industria metalmecánica que se desarrolla desde hace 60años. «Lo que recomendamos nosotros, es profundizar este informe y estudiar mejor el mercado interno porque tener más disponibilidad de cobre fino electrolítico haría expandir esta industria», precisó Beretta.

La pregunta es ¿para las empresas mineras es rentable refinar en el país? El académico destaca el valor agregado que generaría, pero reconoce que las compañías obtienen buenos dividendos exportando el concentrado de cobre y, por lo general, no se ven tentadas a invertir en una industria que poco conocen.

Las provincias de Catamarca (posee la mina Bajo de la Alumbrera y el avanzado Proyecto Agua Rica) y San Juan(Proyectos cupríferos El Pachón, Los Azules, El Altar y Vicuña) no cumplen con una condición: el nivel del mar.«Es por el requerimiento de oxígeno que se necesita en las fundiciones y mientras más alta sea la ubicación,tenemos menos concentración de oxígeno en el aire. En primera instancia, instalarla en estas provincias es inviable, salvo que se recurra a un proceso eléctrico de fundición de cobre. Este método es un horno eléctrico que, incluso, había sido propuesto al comienzo de Alumbrera para instalarlo en Andalgalá, localidad que tiene las mismas condiciones de cota sobre el nivel de mar que el departamento sanjuanino de Calingasta. Por lo cual, perfectamente podría usarse este proceso en San Juan, siempre y cuando se tenga disponibilidad de energía eléctrica», precisó Beretta.

El ingeniero Beretta sostiene que los procesos más seguros desde el punto de vista de control ambiental y dela eficiencia energética se reducen a pocas posibilidades.Las cuatro más difundidas son: el proceso Flash de Outokumpu – Oy, el proceso Mitsubishi, el Convertidor Teniente y el Horno Eléctrico. El horno eléctrico sería el más recomendable desde el punto de vista de control ambiental y de recuperación de metales preciosos, pero es crítico desde el punto de vista de la escasez energética regional.

«Entre los procesos más desarrollados, Mitsubishi y Outokumpu – Oy, se seleccionó para este proyecto el segundo, debido a que contamos con mayor información porque se está aplicando en la División Chagres, ubicada a 500 km de San Juan. Es una División de Anglo American Chile que está ubicada en la V Región, a 400 msnm y funde cobre a partir de concentrados de flotación para producirá nodos y ácido sulfúrico. Si Alumbrera tuviera una instalación como Chagres sería casi exacta», detalló el profesional. Una fundidora podría requerir más de 500 operarios y la construcción de la planta demandaría dos años.

¿DÓNDE INSTALARLA?

Hay que tener en cuenta dos aspectos para la localización de una refinería de cobre: primero, la rentabilidad que pueda obtener el fundidor y, segundo, el impacto socio económico.Esto se desprende del informe que, además, determinó a la ciudad de Rosario (Santa Fe) o San Nicolás de los Arroyos(localidad al norte de la Provincia de Buenos Aires), como sitios ideales para una fundición por la cultura fundidora que existe gracias a las grandes siderurgias.

Según Alfredo Beretta, el consumo del cobre en el país es inferior al que podría fundirse. «Para dar una idea,estaríamos hablando de una producción aproximada de 250.000 ton/cobre y el consumo está por debajo de las 100.000 ton. Por ello, un 70% del cobre que se obtuviera hoy por fundición, habría que exportarlo. El negocio sería así: por cada US$ 100 que exporta la minera, cobra 90 porque el otro 10% es retención a la exportación.

Entonces, perfectamente tiene un margen, de más de un 10%, para ceder frente a la refinería. Le va a sacar más renta por venderlo internamente que exportándolo, y el cliente lo comprará más barato que si lo tuviera que importar. A su vez, el cobre fino lo puede vender más barato a los industriales de la cadena productiva porque han obtenido un producto primario más económico. Los altos consumidores de cobre podrían tener participación societaria en una fundidora, pero notamos que los industriales no están convencidos todavía», explicó el académico.

Al momento de encarar este estudio, los profesionales no notaron motivación en el sector privado. Beretta argumenta que, al tratarse de inversiones importantes que necesitan amortización a largo plazo, los capitales privados desconfían de lo que pueda ocurrir por la volatilidad política. El cálculo de inversión estimado al momento de elaborar este informe, indica que haría falta cerca de US $900 millones para instalar una fundición con características similares a la chilena. «Recuerdo que el gerente General de Chagres, me dijo que no busque al inversor en los mineros,sino en los industriales que necesitan el cobre porque el minero ve el negocio en lo que produce, que es el concentrado», concluyó.

Prensa GeoMinera