Marcelo Zlotogwiazda Periodista – Cronista.com

En julio de 2010, cuando el oro cotizaba a 1.200 dólares la onza, el investigador del Cedes, Leonardo Stanley, cerraba un artículo pronosticando: “Con los precios actuales, la tentación de romper los contratos irá in crescendo; la escalada recién comienza”. Si los 1.200 dólares tentaban, el precio actual de 1.650 dólares provoca un impulso muy difícil de resistir.

Desde hace ya tiempo en el Gobierno se evalúan distintas alternativas para aumentar la captura de la super-renta minera que surge de la combinación de un marco legal muy concesivo adoptado por el menemismo, de precios internacionales que se dispararon, y de los muy bajos costos de la producción local. Hubo incluso un par de indicios públicos que reflejan lo que se debate puertas adentro del oficialismo. En su visita a Cerro Vanguardia en Santa Cruz hace un par de semanas, Cristina Kirchner dijo que “es necesario que las corporaciones entiendan que no es que haya cambios en las reglas de juego, sino que hay un mundo diferente que exige mayor responsabilidad por parte de las empresas frente a las sociedades, al desarrollo y al crecimiento armónico”. Días antes, al presentar la flamante Organización Federal de Estados Mineros, los gobernadores se pronunciaron por “avanzar en la mayor distribución de la riqueza minera”, aunque el conservador salteño Juan Manuel Urtubey se encargó de aclarar que “no tienen por objetivo modificar el régimen de regalías mineras”.

Es tan obvio que el actual esquema es políticamente insostenible y que el Gobierno está evaluando modificaciones, que en el informe anual (formulario 40 f) que la canadiense Barrick Gold, la mayor compañía minera del mundo, presentó hace apenas diez días ante la Securities and Exchange Commission de Estados Unidos, se advierte lo siguiente: “En el 2002, la Argentina impuso como medida de emergencia un derecho de exportación del 5 por ciento sobre ciertos minerales, incluyendo el oro. En su momento el gravamen fue descripto como temporario. Nuestro yacimiento Veladero exporta oro doré y está actualmente sujeto a ese impuesto. Es posible que el gobierno argentino intente un aumento de ese derecho o que establezca impuestos o gravámenes adicionales a la producción de la Compañía, como así también otras medidas que afecten los ingresos”.

Se la ven venir. Y es lógico que se preparen y que adviertan a sus accionistas y autoridades de control, porque saben de primera mano que los gobiernos de varios otros países donde operan han introducido los cambios que en la Argentina se demoran. En el citado informe anual reseñan:
n “En octubre 2010 el gobierno chileno promulgó una ley que establece un nuevo impuesto específico a la minería (…) Para las compañías que ya operan bajo un régimen de estabilidad, la ley contempla la opción de aplicar una tasa de 4 a 9 por ciento para el período 2010-2012 y luego volver a una tasa estable del 4 por ciento hasta el vencimiento del período de estabilidad vigente, y obtener una extensión del período de estabilidad por seis años con una tasa de 5 a 14 por ciento (…) En enero 2011 Barrick adoptó voluntariamente la opción”;
“El 20 de octubre de 2011 Barrick firmó un acuerdo con el gobierno peruano por el cual se comprometió voluntariamente a pagar la nueva Contribución Especial Minera para las compañías que gozan de estabilidad legal (…) La Contribución surge de una escala que oscila del 4 al 13 por ciento del margen operativo”;
n “El gobierno de Australia acaba de promulgar un nuevo Impuesto a la Renta del Recurso Minero que se aplica al hierro y al carbón, que comienza a regir el 1 de julio de 2012”;
“En diciembre 2011 el gobierno de Zambia aumentó la regalía minera del 3 a 6 por ciento que entra en vigencia en abril 2012; se suma al aumento del 0,6 al 3 por ciento dispuesto en abril 2008”.
El informe incluye un capítulo específico dedicado a los ‘Riesgos’ que enfrenta la compañía, entre los que destaca “la renegociación, la cancelación o modificación forzosa de contratos, la expropiación y la nacionalización, los cambios en leyes y políticas relacionadas con los impuestos, las regalías, las importaciones, los aranceles, y otros tipos de reclamos de organismos oficiales, incluso de carácter retroactivo”. La Barrick se la ve venir porque, como ellos dicen, “los riesgos mencionados pueden aumentar en un contexto de aumento de las cotizaciones de los minerales”. Y también se la ven venir porque saben que su rentabilidad despierta tentaciones difíciles de resistir.
En el informe a la SEC del pasado 30 de marzo se encuentran datos que ilustran lo anterior. La compañía fundada y presidida por Peter Munk que tiene una valor de capitalización bursátil de 45.000 millones de dólares, facturó el año pasado 14.300 millones, y obtuvo una ganancia después de impuestos de 4.537 millones.

En la Argentina explotan Veladero y están en plena construcción de Pascua-Lama, un gigantesco proyecto binacional con Chile. Entre ambas representan el 20 por ciento de las reservas de la Barrick en todo el mundo.

La Argentina, con Veladero en San Juan, ya le significa un 10 por ciento de la facturación (1.397 millones de dólares) y uno de los mayores márgenes de ganancia, por la sencilla razón de que aquí lo extraen barato: la propia Barrick informa que el costo de extracción de la mina sanjuanina fue el año pasado de 269 dólares, un 42 por ciento menos que lo que les cuesta en promedio en las minas que explotan en el mundo. En el 2010 el costo en la Argentina había sido aún menor.

Calculan que Veladero tiene una expectativa de vida hasta el 2025. Es decir que, si se apura, el Estado argentino tiene la posibilidad de compartir mejor esa renta por más de diez años.
Se requiere de voluntad política.

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